Tengo un montón de poemas pequeños
que no le importan a nadie
como un puñado de diamantes
de astillas que hacen charco
que rompen las manos que los empuñan
Por eso nadie los quiere
En lugar de consolarlos
los guardan al fondo de un armario
esperando una verdadera hambruna
para salir a brillar su triste fama
en la escena más oscura
de un prado tapizado de muertos
de sangre seca
de buitres q se acicalan sonriendo