SÉ POCO DE INMIGRANTES Y FUI EMIGRANTE
Tengo un amigo con el que cotidianamente nos juntamos a conversar de Santiago Wanderers, de su Rangers maulino, de lo bello de los días, de las diferentes administraciones de La Moneda, de luchas sociales, de guerras, de nuestros hijos, hijas, de los movimientos de los precios, de plusvalía, de dialéctica, de sus textos, de mi escritorio, del último libro, de la moteó, de lo que se publica en Crónica Digital, de cómo encontramos poca poesía y pocos espacios literarios, etc.
Ayer ciertos hechos nos anularon los temas que comparto con mi amigo. La encerrona policial, en una obra de construcción en la comuna, de la que sacaron esposados a dos venezolanos sin papeles. Y los de un control policial en Avenida Grecia. Pedían documentos; se paraban sistemáticamente autos viejos, camiones más usados y motos… en seis minutos de observación, sacaron un parte a un jubilado que conducía un camión con documento de conducir no profesional, y los hombres de chaqueta fosforescente, entregaron un motoquero extranjero a la policía en el lugar. Lo subieron al vehículo de carabineros en el que había tres venezolanos «ilegales», dijo un uniformado.
Como acompañados ganapanes, por representantes del racismo, clasismo e ignorancia de este país, entendí en el momento, los aplausos de la gente, a la gestión de los perseguidores de inmigrantes. Hace quince años que no se hacían fiscalizaciones de transporte y nueve años de calles sin patrullajes.
No todos los venezolanos, partieron de ese país por las mismas razones políticas o sociales, y fueron recibidos por diferentes políticas de las administraciones del Estado chileno. Primero acogimos a organizados descontentos de la economía y política venezolana. Capital en dólares, comerciantes, profesionales y pueblo que buscaba «mejor horizonte». Son un grupo instalado y de legales.
Muy luego, nuestros gobiernos refugiaron golpistas uniformados, civiles conspiradores y llegaron como legales.
Con el tiempo, la realidad venezolana y políticos chilenos que creó esta emigración o llamó a gente a huir de ese país, produjo una inmigración extrema de venezolanos para Chile, en la que llegaron gente de trabajo, profesionales, hombres, mujeres, niño y, como en todo «éxodo», delincuentes. En esta ola o huida de humanos, está el drama de los migrantes trabajadores y sus familiares sin papeles.
No comentaré el rol de nuestros gobiernos y del venezolano, en este drama-exilio-venezolano, sin papeles ni ayuda ninguna, para integrarse en lo que creyeron: un mejor futuro.
Estoy pensando en esos inmigrantes, sus hijos y sus soledades.
PORQUE FUI EMIGRANTE
De delincuentes en Chile, la televisión nos llena nuestras «cabecitas negras» y es por intereses políticos. Tanto portonazo, encerrona a autos, asaltos, que amigos extranjeros, hijos y chilenos, nos llaman para que retornemos a sus inviernos, desiertos o amistad solidaria que siempre agradeceremos.
Los chilenos y latinoamericanos que vivieron impuestos gorilas y golpes de Estado. Organizados desde el norte y apoyados por nuestras colonizadas burguesías nacionales. Vimos y nos enteramos, cómo emigramos, se exiliaron, nos refugiamos, huimos y cómo durante el gorilismo, delinquían y se atrapaban delincuentes chilenos en Australia, Suecia, Canadá, España, Italia, Francia, Cuba, Venezuela, etc. También, conocimos compatriotas sin papeles y grupos de canadienses, en mi personal experiencia, que los ayudaron cuando ese gobierno los persiguió.
Estoy hablando de una política de inmigración atorada por exceso de emigrantes ilegales, que entregaba apoyo económico y judicial al inmigrante.
En nuestro país no existe una política de inmigración, apoyo alguno a la integración del desesperado y, como ciudadanos, jugamos al silencio o al olvido. Porque las inmigraciones haitianas, venezolanas, fueron alimentadas por intervenciones de nuestros gobiernos en dichos países.
Cuando se buscan sin papeles en lugares de trabajos, se piden documentos a los motoristas de reparto, es una «razia» y no menor, contra venezolanos y haitianos. Razia que responde a denuncias de chilenos xenofóbicos.
“No a las ideologías”, repiten como loros imbéciles y esta amplia derecha, que sacó a inmigrantes venezolanos de su obediencia, a golpear con largos palos, a los manifestantes de nuestro estallido social. “No a ideologías”, y tienen sus uniformados ideológicos, cumpliendo la labor de perseguidores de sin papeles. No sabe Carabineros, Investigaciones de Chile, ¿dónde y cómo viven los traficantes, los delincuentes o están lavando su imagen de represores nacionales, de oficiales ladrones, y sembrando xenofobia para su provecho?
Porfío en el tema, porque en Chile se persigue a los sin papeles, discrimina inmigrantes y se acosan sus hijos en las escuelas.