Aunque parece que fuera ayer que estábamos inmersos en septiembre y la conmemoración de los cincuenta años del golpe civil-militar, ya se ha ido octubre que nos trajo la pesadilla de una nueva guerra en el Medio Oriente entre palestinos e israelíes. Y así, la primavera se cubrió de sangre y los ojos se nublaron con las imágenes del horror que siempre conlleva la guerra, donde la racionalidad y la objetividad son las primeras víctimas. Las redes sociales se inundaron de fake news de ambos lados, haciendo difícil distinguir la realidad de la propaganda de cada bando. PEN Internacional sacó una declaración condenando los hechos y haciendo un llamado a encontrar la paz, pero el mundo, ante el conflicto, se ha dividido una vez más, mientras la paz mundial se ve amenazada y miles mueren víctimas del odio y la intolerancia.
El Centro PEN Chile, que presido, se hace eco de este llamado a la paz en el mundo, no solo en el Medio Oriente, sino también en Ucrania, en los países africanos asolados por el hambre y las guerras tribales que obligan a miles a desplazarse, y muchas veces a morir en el camino a Europa mediterránea en busca de una esperanza. Es lo mismo que viven los habitantes de Centroamérica obligados por los carteles y el hambre a migrar hacia el norte del río Grande, para morir muchas veces en la búsqueda de un sueño indeterminado.
La paz nunca ha sido fácil, siempre fue el sueño de millones que sufren y han sufrido el espanto y el dolor de la guerra, pero a través de los milenios, y ya entrado el siglo, esta sigue haciendo estragos en el mundo, afectando especialmente a los niños que siempre son víctimas inocentes de los conflictos.