ESTÉTICA

 

De viejo uno se empieza

a ver mal en todas partes.

Algo indica que ya es tarde,

que tu cara no combina con nada.

Que tus palabras están de más,

que tu mirada huera y agotada

incómoda, asquea.

Es un asunto de simple estética.

De viejo, todo,

la ropa manchada y sin planchar,

las zapatillas acolchadas,

los mofletes, los ojos vidriosos

el pelo de muñeca, y la piel seca,

todo huele a jubilación,

a INP, a Fonasa,

a largas filas, a Banco Estado

a plaza y palomas.

A mucho tiempo.

A tiempo perdido,

a tiempo extra.

A panza,

a pantalón sobre la panza..

Cuando viejo

todo se detiene,

el tiempo se estanca.

Se puede ser viejo muchos años.

Viejo y feo por muchos años,

soportando el peso del aire

con el alma pusilánime,

con el cuerpo en ruinas.

Viéndote mal

hagas lo que hagas.

Escondiendo el olor a orina,

a peo,

a muela podrida,

a muerte esa misma tarde.

Viéndote mal

mientras conversas,

mientras caminas,

sentado o parado,

sin hacer nada.

En esto no hay compasión.

Es un asunto de buen gusto,

de simple estética.

 

 

IMPROPIO

 

A veces se me agolpan las palabras,

todas subiendo por la escalera

del campanario,

tratando de inocular una idea,

un pensamiento.

Y luchan los sinónimos

y los adjetivos,

y las metáforas y los verbos

Al final quedan impresas

en una historia impropia,

ultrajadas, solitarias,

inconexas, ininteligibles…,

las palabras.

¿Y qué más da?

Nunca vamos más allá de ellas.

porque no hay un más allá

de las palabras.

 

“Tú y Yo somos

como el corcho y la botella,

pero no somos el vino”

 

 

 

RENÉ

 

La dualidad cartesiana

es antiestética y antierótica.

Sugiere un arriba,

y un abajo…

Yo propongo

un “por debajo”.

 

 

NOCHE DE ESTRELLAS

 

Mi boca como un ano feo

saltará sobre tu cuerpo

y te besará de felicidad

en una noche estrellada,

mientras mis rodillas huesudas

se estrellan contra tu hígado angustiado.

 

 

MATH ROCK

 

Si quieres llevar el jazz

de Ornette Coleman al metal,

no hay más remedio que escuchar

a Dillinger Escape plan,

Meshuggah, y a Gojira.

Tienes que someter, torturar a tus oídos

y escuchar las cuerdas y la voz

como si fueran instrumentos de percusión.

Después de algún tiempo

te envuelve un ruido blanco,

y casi un silencio de tormentas.

Pequeños altibajos melódicos

en una tempestad de golpes,

rocas cayendo por un desfiladero.

Estruendos sincopados.

Pasos de gigantes,

a tres metros del tornamesa.