El denominado Acuerdo por Chile trajo como consecuencia la instalación de un Nuevo Proceso Constituyente, que difiere esencialmente respecto del proceso anterior. En efecto, aquél tuvo en su composición una amplia base ciudadana, variopinta y representativa, alejada de quienes han comandado el país en las últimas tres décadas. En el proceso actual  es nuevamente la vieja clase política la que retoma las riendas del poder y, dentro de este grupo, se robustece la derecha, que a su vez representa los intereses de los grupos oligárquicos que han manejado el país desde la cuna de la república.

Es difícil comprender cómo un país que denunció las grietas del actual modelo: sus injusticas, el maltrato hacia sus gentes y sus territorios; pero además que instaló la idea de hacer de Chile un país que abordara las temáticas que la historia hace urgentes: la crisis medioambiental, el respeto hacia la multiculturalidad, la defensa de las libertades sexuales, entre otros. Retomamos: es difícil comprender cómo ese país otrora combativo y cargando la fuerza de la historia, de un día para otro quedó amnésico, cobarde, mudo y domesticado.

Sabemos que el proyecto redactado por la denominada “Comisión Experta”, tutelado por el Comité Técnico de Admisibilidad (este último elegido íntegramente por el Senado) y aprobado por el Consejo Constitucional (candidatos elegidos por los partidos tradicionales), será un texto a la medida de los sectores conservadores y no del pueblo.

Hay algunos que ya han adelantado que votarán Rechazo o que sencillamente anularán su voto, en la elección que se celebrará el 17 de diciembre de este año. Nosotros creemos que no hay que esperar esa elección para actuar.

En efecto, como “Letra Rebelde” llamamos a retomar las calles, las organizaciones, los territorios, las redes sociales, y desde esas trincheras denunciar este proceso antidemocrático y fraudulento. La pasividad del pueblo post fracaso del plebiscito anterior ha llevado a que aquellos que no quieren cambios se vayan robusteciendo, después que estuvieron en las cuerdas durante el Estallido Social. Muestra de ese fortalecimiento es el reciente rechazo a la idea de legislar una reforma tributaria que los mega empresarios querían derribar a toda costa.

Sólo desde esa resistencia se podrá frenar esta nueva ignominia en contra del pueblo. Sabemos qué quieren decir cuando dicen “Acuerdo por Chile”: la historia nos ha enseñado que cada vez que invocan al país, se están refiriendo exclusivamente a sus bolsillos. No debemos permitirlo.