REBELDÍA
No quiero una tierra
en donde mis pies se hielen
y mi respiro empobrezca
ni que la vida se vuelva arena
y entre sus deslices se escurra.
No quiero un pueblo desolado
en la desesperanza de rumbos
ni huérfano vaciado de amor
ni de tanta agónica armonía
No quiero del agua el sabor amargo
No quiero de su aire enmohecido.
Es que se siente varada la verdad
enmudecida entre dos murallas ignominiosas, hoscas y frías.
La indolencia hace trono
en nuestros propios largos suelos
VEN
Ya puedes venir a mí
pero ven con tus manos tibias
evítame a tu llegada ese dolido frío
toma mi cuerpo ya dispuesto
arrópalo en tu mágico vuelo
no dejes que se abran mis ojos
sólo méceme en tus brazos el despido.
Ya puedes venir a mí
entre arrullos tuyos y silencios míos
yo sólo arquearé mi columna
en un largo y profundo suspiro
allégame a ti para juntos fundidos
al lejano eterno en danzas elevarnos
yo me apegaré a tu halo hecho nido.
Ya puedes venir a mí
he dejado aquí mis brazos abiertos
para en tu cuerpo de aire anudarlos
sólo pido no me hables no me beses
puedes susurrar la paz en tu arroparme
ya me despojaré al fin de nostalgias
y en suave balanceo me iré contigo
NADIE
Nadie tendrá en su boca
la poesía de tu nombre
Nadie!
Ni nadie lo rezará
entre sus silencios y oraciones
Nadie!
Porque yo te seré
el perfecto oído para encofrarlo
y sólo tú,
tú podrás borrarlo.
Porque yo te seré
el único aroma que tú huelas
y sólo tú,
tú podrás agotarlo
Porque yo te soy
la pasión herida que te envuelve
y sólo tú,
tú podrás calmarla.
Porque yo te seré